(A mi madre, dos años fallecida)
Ella me guio, me aconsejó,
hasta su último suspiro
y sin consuelo, anhelo
hasta lo más sombrío.
No quiero que muera nunca,
la angustia de pensar en su olvido,
me provoca una asfixia muda.
¡Quiero saber a dónde ha ido!
Necesito creer que como el agua
se evaporó, se hizo nube
y vuelve a nosotros todo su amor
que en forma de lluvia nos cubre…
Y como el agua, nunca se destruye,
no muere…sólo se ha transformado,
para seguir en un estado diferente,
para cuidarnos, a nuestro lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Últimos comentarios