Una vida entregada,
a la familia con amor,
en vano, estéril, no vale nada,
es sin salario, sin valor.
La víctima del maltrato,
se siente responsable,
- “Es que he roto un plato”.
Lo merezco, por miserable.
Sometidas a abusos o violación
y excusados en el patriarcado,
atrocidades dichas sin compasión,
como: “Ella se lo habrá buscado”.
Unas leyes añejas, del pasado,
que nos descubre vulnerables
y la educación que se ha mamado,
que nos hace sentir culpables.
Una lista larga y despreciable,
que se debería atajar de raíz,
miles de mujeres irreemplazables,
que no solo dejan, una simple cicatriz.